Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
Los movimientos alternativos que han existido desde la década de 1970 hasta el 2010 no han inventado nada nuevo. Justo en los albores del siglo XX, debido a la modernización de Europa y bajo los golpes de la industrialización y el capitalismo, aparecieron varias comunidades que crearon experimentos culturales y comunitarios muy interesantes (este artículo publicado en Rebellion 42 de junio de 2010)
Anarquistas ilegalizados, bebedores de agua y vegetarianos
Los diferentes círculos anarquistas franceses hicieron varias campañas a favor de una vida sana, especialmente afirmando que era necesario promocionar una ética de vida que luchara contra el alcoholismo (el cual era un verdadero flagelo social que garantizaba al Capital la pasividad de la clase trabajadora). Fue por esa razón que muchos de ellos promovieron la comida vegetariana, el rechazo de las normas que sustentaban el orden burgués y la creación de una educación popular que emancipara a la población.
Antes de que estallara la Gran Guerra, existían en Paris varias asociaciones y comunidades anarquistas (pero también sindicalistas y socialistas revolucionarios) que desarrollaron prácticas y modos de existencia que estuvieran fuera del sistema. Era una manera radical de afirmar su negativa a “participar” en las reglas que había impuesto la sociedad y que encontró algún eco entre los viejos partidarios de la “propaganda de facto” (es decir, entre los grupos de anarquistas que utilizaban el terrorismo y la “acción individual” como medios de acción). Louis Rimbault (1877-1949), que era un activista revolucionario y un promotor feroz de este movimiento, fue acusado por la policía de ser un cómplice de la “banda Bonnot”. Léo Malet, el mejor escritor francés de thrillers, que conoció este tipo de comunidades en la década de 1930, las describe en uno de sus libros sobre las aventuras de Nestor Burma, el cual era un personaje que en su pasado fue un ex anarquista que luego se convirtió en detective privado.
Sombras y luces de Monte Verità
En Alemania, los movimientos a favor de “reformar la vida” preconizaban el huir de las ciudades, el retorno a la naturaleza como único modo de superar la crisis creada por el creciente mercantilismo, el vegetarianismo, el rechazo del alcohol y el tabaco, el nudismo, las medicinas naturales (este fue el inicio de la medicina homeopática), la libertad sexual, el misticismo y el descubrimiento de la espiritualidad oriental.
El caso más emblemático, y que encarna en sí mismo toda la riqueza y ambigüedad de este tipo de experiencias, fue la colonia de Monte Verità, fundada por un grupo de bohemios de Baviera. En el magnífico paisaje natural del Ticino suizo, un pequeño grupo de hombres y mujeres fundó una comunidad ideal y libre. El hijo de un industrial belga, Henri Oedenkoven, financió todo este proyecto con tal de crear una especie de sanatorio vegetariano. Su esposa, Ida Hofmann, profesora de piano, wagneriana y feminista, tendría un papel muy importante en todo esto.
Se trataba de crear un lugar que pretendía convertirse en un sitio que permitiera el renacimiento y la regeneración de la vida. Era un lugar que sentaría las bases para una “nueva vida” en contraposición a las estructuras corruptas del mundo exterior. La vida comunitaria, la comida vegetariana y frugal, las sesiones de helioterapia (es decir, tomar el sol como un modo en que se adoraba a la estrella solar) y la gimnasia fueron elementos importantes de Monte Verità donde se intentaba recuperar un culto al cuerpo. Una compañía de danza se hospedaba con regularidad cerca de las instalaciones de la comunidad.
Siendo un lugar bastante activo, Monte Verità fue un punto donde convivían los naturalistas, los reformadores sociales, los revolucionarios militantes (a este lugar llegaron muchos de los activistas que fundaron los consejos de obreros de Baviera durante la revolución de 1918), artistas, antropósofos y teósofos de todas las naciones. Muy pronto, surgieron varios desacuerdos entre la pareja que había fundado la comunidad (ya que ellos querían promover comercialmente esta comunidad y crear una especie de hotel con gimnasio para los clientes) y los miembros más radicales. Los hermanos Graser criticaron los compromisos que tenía que adquirir la comunidad con el sistema con tal de que su proyecto fuera apoyado económicamente. Gusto Graser lideraría a los renegados y se retiraría a una cueva como ermitaño junto con su esposa Jenny Hofmann (hermana de Ida). Bajo la influencia de las religiones y filosofías orientales, Graser se convirtió en un profeta ambulante y defensor de un pacifismo panteísta. El escritor alemán Hermann Hesse se sentía muy atraído por Graser y le hizo un homenaje en su obra más importante,Demian.
La Gran Guerra destruyó todas estas comunidades alternativas, pero otros nacerían posteriormente sobre sus ruinas. La experiencia revolucionaria y poética del Fiume, durante el año de 1917, fue otra de las muchas comunidades ideales que aparecieron en ese entonces. Pero esa es otra historia.
Bibliografía:
- Naturiens, végétariens, végétaliens et crudivégétaliens dans le mouvement anarchiste français (1895-1938), juillet 1993, 485 p. 16, 80 euros
- Communautés, naturiens, végétariens, végétaliens et crudivégétaliens dans le mouvement anarchiste français ; février 1994, 485p. 21,30 euros.
Fuente: http://rebellion-sre.fr/communautes-alternatives-centenaires-sol-veritas-lux/
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